miércoles, 25 de febrero de 2009

JOYAS PRESTADAS

La mujer que tiene los pies hermosos nunca podrá ser fea, mansa suele subirle la belleza por tobillos pantorrillas y muslos, demorarse en el pubis, que siempre ha estado más allá de todo canon, rodear el ombligo como a uno de esos timbres que si se les presiona tocan "Para Elisa", reivindicar los lúbricos pezones a la espera, entreabrir los labios
sin pronunciar saliva y dejarse querer por los ojos del espejo. La mujer que tiene los pies hermosos sabe vagabundear por la tristeza.
Benedetti